9 jun 2017

Escapadas: Priego de Córdoba - Almedinilla

Un fin de semana que estábamos en Estepa (Sevilla) emprendimos el camino hacia la localidad de Priego de Córdoba, con el plan previsto de hacer turismo durante la mañana y la tarde parando a almorzar a medio día uno de los famosos flamenquines cordobeses.

Durante el camino hicimos una breve parada en Carcabuey, localidad en la que se encuentra un Puente Califal del siglo X en sus afueras. Bajo el puente discurren las aguas del río Palancar. Aunque es probable que su origen sea romano, no está clara su fecha de construcción, ya que su forma es propia de las construcciones árabes del siglo X.


Llegar hasta él es sencillo si sabes el camino pero la verdad es que nos costó un rato encontrarlo. Eso sí, el breve momento de senderismo por un lugar tan alejado del ajetreo de la ciudad hizo que mereciera la pena. Allí reposamos un rato y aprovechamos el entorno para tomar unas fotos, y mojarnos las manos en el río como prueba de que estuvimos allí.


Llegamos a Priego de Córdoba, y vimos que la oficina de turismo abría a las 16:00 en la Plaza del Ayuntamiento, por lo que empezamos la ruta por nuestra cuenta para ir aprovechando el tiempo antes de la hora del almuerzo. Cabe destacar que el tema turístico está bien señalizado y que no fue difícil plantearnos una ruta por la que empezar a conocer la localidad.


Nos dimos un paseo por una calle en la que vimos varias iglesias, empezando por la iglesia de las Mercedes. Este templo, declarado Monumento Nacional, fue reedificado durante el Barroco sobre la antigua ermita de San Antonio Abad y fue reformado en 1780 por Francisco Javier Pedrajas, autor también del retablo mayor, ocupado en su parte central por la Virgen de las Mercedes. La portada de la iglesia es de mármol y fue realizada en 1799 por el arquitecto Nicolás Duroni en estilo neoclásico.


Continuamos el camino hasta llegar a la iglesia de las Angustias, de estilo Barroco, fundada en 1773 por Josefa del Mármol para dotar de un templo a la imagen de la Virgen de las Angustias. Se terminó de construir en 1775 y de decorar en 1778. El autor del templo y retablos fue Juan de Dios Santaella.


A continuación paramos para ver por fuera la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen. Esta iglesia, declarada también Monumento Nacional, estuvo dedicada en su origen a San José, y fue reedificada durante el siglo XVIII en estilo barroco en transición hacia el neoclásico por Remigio del Mármol.

La portada sí es plenamente neoclásica y se compone de dos cuerpos, un primer cuerpo con columnas dóricas y un segundo con corintias enmarcando un relieve de la Virgen del Carmen. Arriba, tiene una torre en la que aparecen estatuas de personajes del Antiguo Testamento y una cúpula en la que se encuentra el profeta Elías. 


Pasamos por la puerta de la Casa Museo de Niceto Alcalá ubicado en la casa natal del Presidente de la II República española Don Niceto Alcalá-Zamora y Torres. Es una casa señorial del siglo XIX y su origen como museo está en la donación de la casa al pueblo por parte de las hijas del presidente, Doña Purificación y Doña Isabel Alcalá-Zamora Castillo, el día 17 de diciembre de 1986.


Hicimos parada en la Fuente del Rey, declarada Monumento Nacional. Posee 139 caños, algunos de ellos con rostros fantasmagóricos. Fue terminada en 1803 siguiendo el diseño barroco de Remigio del Mármol. Está formada por tres estanques. En el primero se sitúa la escultura de un león luchando con una serpiente, del escultor neoclásico Álvarez Cubero.


En el segundo y central, hay una escultura de Neptuno y Anfítrite cabalgando sobre un carro tirado por caballos que salen del agua, obra de Remigio del Mármol. El agua finalmente llega a un tercer estanque.

En el mismo recinto se ubica también la Fuente de la Salud, sobre el lugar en el que cuenta la leyenda que Alfonso XI plantó su campamento. Su origen está en la necesidad canalizar el manantial que abastecía de agua a la población. Construida por Francisco del Castillo en el siglo XVI, contó también con la intervención del cantero local Alonso González Bailén.

En el centro tiene una hornacina con la imagen de la Virgen de la Cabeza, con varios relieves sobre la roca del manantial que muestran a un pastor con sus ovejas y a las figuras de Neptuno, Anfítrite y la Medusa.


Llegó la hora de almorzar y nos sentamos en un bar del mismo parque, en el Bar La Tabernilla, que indicaba en su carta que llevaba funcionando desde 1901. Pedimos un flamenquín cordobés, media ración de ensaladilla y media de setas con jamón.


La ensaladilla estaba normal, las setas con jamón muy artificiales, de paquete, y el flamenquín muy bueno. Esto junto a una cerveza y un nestea fueron 17,20€. Pagamos y nos fuimos hacia el Castillo.

El Castillo de Priego de Córdoba es una fortaleza árabe de carácter militar que data del siglo XIII, aunque su origen defensivo es algo anterior.


Además de sus murallas, destaca su Torre del Homenaje (llamada también Torre Gorda), declarada Monumento Histórico-Artístico Nacional en 1943. Tiene una altura de 30 metros aunque actualmente una parte es subterránea. Consta de tres plantas, una inferior usada como aljibe, una media como almacén y una superior como residencia. Data de la segunda mitad del siglo XIII aunque hay signos islámicos que dan la posibilidad de ser del siglo XIV, cuando Priego volvió a ser una ciudad islámica.


Tras la visita al Castillo dimos un paseo por las callecitas del Barrio de la Villa, en el que compramos el famoso turrolate.

El barrio fue declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1972 y es el núcleo urbano a partir del que nació la localidad de Priego de Córdoba según la conocemos hoy. Es un barrio que sigue el patrón urbano de las ciudades mediavales y musulmanas, con muchas similitudes con el Albaicín granadino o la Judería de Córdoba.


Destaca el color blanco de sus calles, adornadas con flores que invitan a perderse por el laberinto que van formando hasta llegar a una plaza en la que veremos un tajo considerable que en su día hizo de protección de la ciudad por ese flanco.



En este tajo se encuentra el mirador conocido como Balcón del Adarve, desde el que se obtienen unas maravillosas vistas de la sierra, los olivos, el río. Además que es un buen lugar para hacer parada y refrescarse un poco las manos en la fuente.



Cogimos el coche y nos dirigimos hacia el Museo Histórico Arqueológico Villa Romana-Poblado Íbero de Almedinilla, situado en un entorno natural en el que perderse un buen rato y tomar buenas fotografías. El Museo está al pie de la Sierra de Albayate y por su lado transcurre el curso del río Caicena. Como se ve en las fotos, es un lugar en el que abunda la tranquilidad. Este edificio, antiguamente, fue molino de harina, fábrica de tejidos y almazara de aceite.



El museo está dividido en varias salas (Sala del Aceite, Sala Íbera y Sala Romana) repartidas en plantas, en las que se encuentran los restos más importantes encontrados en los dos yacimientos arqueológicos de la localidad.

Allí pudimos ver cerámica y armamento íbero, esculturas romanas, el ajuar de las tumbas de la necrópolis romana y ánforas utilizadas para el aceite, vino y cereal de la Bética.



Entre los muchos atractivos de este museo se encuentra la figura en bronce de Hypnos, también conocido como Somnus, que con el cuerno que sostiene en la mano derecha va extendiendo la noche y provocando el sueño con una flor de adormidera. Esta estatua pequeña data del siglo II y se conserva en un estado espectacular tras casi 2000 años.



Otra de las figuras principales es el hermafrodita de la Villa Romana El Ruedo de Almedinilla, que es una escultura de bronce a la que le faltan el pie izquierdo y los brazos, aunque está en perfecto estado.

La particularidad de esta figura es que si vamos girando alrededor de ella veremos cómo cambia de mujer a hombre y viceversa, como podemos ver en el vídeo.

Desde su encuentro ha habido varias teorías sobre a quién representa y qué hace, pero un último estudio de Olimpio Musso, de la Universidad de Florencia, propone a esta figura como un ´kinaidos´ (cinedo) o bailarín con cuerpo afeminado que actuaba en las partes finales de los espectáculos teatrales.


En el siguiente vídeo se puede apreciar el efecto que tiene la figura cuando vamos girando alrededor de ella:


Tras un breve trayecto de 10 minutos en coche llegamos a la Villa Romana de El Ruedo, formada por dos núcleos, la villa y la necrópolis.

La villa está perfectamente acondicionada para la visita, al aire libre pero con un techo que la cubre entera, con pasarelas que permiten hacer un recorrido completo por todo el recinto.


Todo lo allí encontrado se ha datado entre la primera mitad del siglo I y el siglo V, con elementos que han dado mucha información sobre los aspectos  arquitectónicos, pictóricos, escultóricos, cerámicos, musivarios y funerarios que tuvo la vida allí.



Como se ve en las fotos, hay restos de casas y patios que tras su restauración muestran unos mosaicos en muy buen estado, con los muros que acotan las distintas dependencias muy bien conservados. Incluso en algunas paredes aún se conservan algunos elementos pictóricos.



Es un lugar en el que se hace muy agradable la visita, ya que su acondicionamiento e información durante todo el trayecto sitúa al turista en lo que está viendo en cada momento. 




Uno de los lugares más curiosos de toda la villa es una especie de semicírculo con una fuente en el centro en la que caía el agua en cascada. Alrededor del semicírculo se situaría el señor de la casa con sus amistades y en el fondo, dejando caer la cascada, habría una zona con las paredes pintadas. Al parecer, es un stibadium transformado en fuente.




En la necrópolis, que no está visible, se recuperaron 176 cadaveres con ajuares simples, distinguiendo dos fases: una de apertura de tumbas sobre la roca y otra posterior sobre la tierra.

Al finalizar la visita pasamos a una sala de audiovisuales en la que nos pusieron un gran vídeo que reconstruye cómo fue la vida allí, pudiendo ver los edificios, las calles y los elementos más característicos. Villa Romana de Almedinilla a 10 minutos 

Es interesante regresar a la villa más adelante, ya que se organizan en ella unas jornadas de teatro al estilo de las de Mérida, y las entradas vuelan. A ver si podemos hacernos con una.

¡Un saludo!

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