En esta ocasión hemos visitado Alhama de Granada, a los pies del Parque Natural Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama. La ciudad toma su nombre de su época árabe, como muchas de nuestras ciudades en Andalucía. Al-hamman significa "manantial de agua caliente" y ya sabemos la importancia que se daba al agua en la cultura árabe.
Para empezar el día, tras aparcar en el centro de Alhama nos dirigimos hacia el Paseo del Cisne dónde nos encontramos que ofrecían una ruta cultural en unos minutos. Dimos un pequeño paseo y nos apuntamos. La ruta fue agradable y muy entretenida. El guía local era Silverio Gálvez y hemos de decir que es de los mejores guías que hemos visto en acción, porque lo vive y te engancha.
La ruta empezó en el Ayuntamiento, que está frente al castillo de Alhama, construido sobre la alcazaba de época árabe. Hoy en día es de propiedad privada, por lo que no se puede visitar. Tras una pequeña toma de contacto el guía nos explicó que Alhama destaca por el gran número de blasones que se pueden ver en las casas. Según nos contó, el motivo es que en la antigüedad Alhama fue cruce de caminos que venían de los principales puertos de la costa, que traían mercancías a través de cinco caminos históricos. Esto, propició que los grandes comerciantes en vez de ir a cada puerto lo que hacían era ir a Alhama para poder ver las mercancías de una sola vez.
En este caso concreto de la casa de la foto corresponde a la Orden de los Carmelitas Calzados, orden a la que el Concejo le dio un espacio para construir la iglesia del Carmen a cambio de que urbanizaran el barrio completo.
Nos fuimos encaminando hacia el Mirador de los Tajos, desde donde pudimos disfrutar del bello paisaje del que se quedaron prendados los viajeros románticos del siglo XIX. Se trata de un desfiladero de 4 km por el que transcurre el río Alhama, difícil de ver entre la espesura de la rica flora de la ribera.
Justo al lado se encuentra la iglesia Conventual de la Orden del Carmen. Desde el exterior se puede apreciar que el campanario está torcido debido al terremoto de 1884. La iglesia se construye a partir de una ermita que alberga criptas familiares, siendo la mayor de ellas la de la familia Bazán y Maldonado. De hecho, en la cúpula pone la siguiente inscripción: Esta capilla y enterramiento es de Don Rodrigo de Bazán y Maldonado, caballero de la Orden de Santiago y de sus sucesores y todo su adorno lo hizo este convento con sus rentas y limosnas de sus devotos. Año de 1739.
Bajo el altar mayor se encuentra una cripta en la que se encontraron los restos óseos de 14 adultos y 80 niños, pero se supone que en su día fueron cerca de 500. La razón del alto número de restos se debió a las limosnas para terminar la iglesia que dio el pueblo de Alhama puesto que a cambio se ofrecía poder enterrar a los familiares en dicha cripta.
El retablo del altar mayor fue destruido en la Guerra Civil, perdiendo más de 100 imágenes del siglo XVI al XVIII. En una de las capillas nos encontramos con la Patrona de Alhama, la Virgen de las Angustias. No se encuentra en su iglesia ya que está en ruinas debido al terremoto de 1884. No es la imagen original, puesto que de ella solo quedaron apenas una mano y poco más. Cabe destacar que la capilla está construida en arenisca que es el material propio del lugar.
Salimos de la iglesia y pasamos muy cerca de la muralla roja del alcazaba, algo deteriorada pero aún bien conservada. Lástima que los contenedores no nos dejaran hacer una foto mejor. Al otro lado, en el tajo, nos encontramos una Cruz Verde que nos recuerda el paso de la Inquisición por Alhama de Granada.
En torno a esta cruz se realizaban actos de fe y ejecuciones. Según nos contó el guía, en aquella época se estilaba el "ahorcamiento por despeñamiento", que consistía en poner una soga al cuello, amarrarla a la cruz y despeñar a la persona, en este caso ladrones como los que robaron las santas formas que aparecieron 6 intactas bajo la corriente del río. De estas 6 en 2011 volvieron a robar 4, quién sabe para qué.
Entramos por la Puerta de Málaga, que una vez los invasores conseguían superarla se daban cuenta que tenían que conquistar también la ciudad. Seguimos paseando por sus estrechas calles y llegamos a la casa de Elena de Céspedes (también conocida como Eleno), primera mujer cirujana del mundo que se hizo pasar por hombre para poder ejercer la profesión. Ni qué decir tiene que fue sometida al Tribunal de la Inquisición y castigada por ello.
Ironías del destino, a espaldas de su casa natal nos encontramos con la Casa de la Inquisición. La fachada, de final del gótico, tiene elementos mudéjares y de principios del Renacimiento. También se pueden apreciar los diablillos de la Inquisición y e iconografía religiosa como las llaves de San Pedro o el Escudo Pontificio, siendo esta heráldica la que nos indica que la casa probablemente fue de la Hermandad Clerical de San Pedro y no del Santo Oficio como se piensa.
A pocos pasos, en el histórico barrio árabe, nos encontramos con la iglesia Mayor de Nuestra Señora Santa María de la Encarnación, la cual fue mandada construir por los Reyes Católicos sobre el solar de una antigua mezquita.
Esta iglesia fue construida por orden de Isabel la Católica sobre la que fue la Mezquita Mayor, al igual que ocurriese en muchas otras localidades. De la mezquita en la actualidad aún se ve conserva una parte del alminar. El estilo artístico usado es el gótico tardío y renacentista. Está construida en piedra y consta de una sola nave con capillas laterales. Se encuentra en la parte más alta del pueblo, como parte de una plaza muy tranquila en la que solo se escucha el agua de la fuente que hay al pie de su torre.
En esta misma plaza, conocida como la Plaza de los Presos, vimos el edificio que fue la Cárcel y el Pósito. La Antigua Cárcel alberga el Centro para la Interpretación de Alhama de Granada. En el edificio destaca el escudo de la ciudad y el doble enrejado de la ventana. Dentro podemos ver una celda de castigo conservada.
En el otro lado de la plaza podemos ver el Pósito, construido sobre una sinagoga judía del siglo XIII. Ejemplo de la arquitectura medieval de Alhama, fue convertida en granero en el XVI con la idea de recaudar impuestos. Solo podemos contemplar su fachada puesto que es de propiedad privada. Con esta disposición, se reunieron todos los poderes en torno a la plaza. Nos contaba el guía que este modelo se usó luego para construir todas las ciudades postcolombinas en América.
Iniciamos nuestra bajada recorriendo las calles de Alhama de Granada, haciendo una parada en el Hospital de la Reina, siendo el primer hospital que se construyó en el Reino de Granada. El edificio se levantó bajo el mandato de los Reyes Católicos en torno a 1485. Situado sobre la que fuera la vivienda del cadí, se diferencian dos fases constructivas y combina influencias mudéjares, góticas y renacentistas. En su interior destacan el bello patio y el artesonado de madera. Actualmente alberga el Centro de Exposición Artesanal de Alhama de Granada.
Seguimos bajando y nos encontramos el Caño Wamba, construido en 1533. Es la primera fuente pública de la ciudad y vemos representados los símbolos de Isabel y Fernando (yugo y flechas) y el águila bicéfala de Carlos V. El nombre se debe al rey visigodo Wamba, pero nos parece curioso que no haya ninguna relación del mismo con la ciudad.
Nuestro último monumento a visitar en Alhama fue la iglesia de las Angustias, la cuál esta derruida. Se trata de una iglesia de estilo barroco del siglo XVII. El templo fue quemado en la Guerra Civil y poco a poco se ha ido deteriorando. A finales de los 70, una fuerte nevada hizo que se desplomara la cubierta. Dentro se pueden ver los restos de pintura sobre las bóvedas. Una pena que no la conserven.
Por último, el guía nos explicó qué significaban las 3 escalas del escudo de la ciudad. La primera significa el asedio de los musulmanes que no consiguieron reconquistar la ciudad tras haber reconstruido los alhameños una muralla falsa durante una noche, lo que desanimó a los que asediaban.
La segunda hace referencia al papel moneda, que comenzó a usarse en las transacciones que tenían lugar en la ciudad. Y la tercera, se refiere al ataque a la moral de los enemigos, que es una de las cosa más valoradas en una batalla.
Nos fuimos de vuelta hacia la plaza de la Alcazaba viendo las casas blasonadas de la calle Llana para ir a parar al Paseo del Cisne, donde se agolpa todo el pueblo para celebrar la Quinta Fiesta del Vino de Alhama de Granada. Por supuesto nos unimos enseguida.
La segunda hace referencia al papel moneda, que comenzó a usarse en las transacciones que tenían lugar en la ciudad. Y la tercera, se refiere al ataque a la moral de los enemigos, que es una de las cosa más valoradas en una batalla.
Nos fuimos de vuelta hacia la plaza de la Alcazaba viendo las casas blasonadas de la calle Llana para ir a parar al Paseo del Cisne, donde se agolpa todo el pueblo para celebrar la Quinta Fiesta del Vino de Alhama de Granada. Por supuesto nos unimos enseguida.
El sistema es el siguiente: pagas 5 € por el vaso de vino y vas a los stands rellenando tantas veces como seas capaz. También vendían jarras de vino a 10 € pero, en nuestro caso, tuvimos que ir a devolverla porque en el primer puesto ya nos pusieron pegas para llenarla y nos dijeron que las jarras no eran para eso, así que (nuestro gozo en un pozo) fuimos a cambiarlas por dos vasos (que no fue fácil porque quienes vendían los vasos decían que las jarras sí servían). Total, que nos tuvieron esperando unos 20 minutos (como turistas que éramos) a que la encargada (que estaba a un metro de nosotros durante ese tiempo) decidiera que era el momento idóneo para efectuar el cambio. Absurdo.
Toda la plaza estaba llenísima de gente y habían hecho candelas para poder calentarse un poco. Para amenizar la fiesta había un grupo musical. Los puestos también servían comida típica: migas, olla jameña, setas, queso, etcétera. Todas las raciones costaban 5€ excepto la de choto que estaba en 10 €.
Cuando no pudimos comer ni beber más, nos encaminamos hacia el tajo para hacer la Ruta del Camino de los Ángeles. Se accede desde las escaleras que nos encontramos en el mirador. Bajamos y podemos ver las antiguas fábricas de harina. La ruta no tiene dificultad y dura una hora y media aproximadamente.
La ruta nos deja un agradable paseo en el que podemos ver antiguos lavaderos en la piedra, con las paredes de los tajos rodeadas de vegetación que va acompañando al curso del río hacia las antiguas fábricas de harina.
También encontraremos construcciones hechas aprovechando la falda de la montaña para resguardar al ganado y guardar útiles de labranza, ya que pudimos ver a trabajadores recogiendo aceitunas de los olivos que había en el lado del paseo que daba al río.
Mientras hacemos la ruta podemos ver la Ermita de la Virgen de los Ángeles. Según cuenta la leyenda, la Virgen salvó a un noble caballero y a su caballo que se despeñaron por los precipicios de los tajos. A día de hoy podemos ver la supuesta huella que dejó el caballo al caer, sano y salvo, sobre una piedra cercana a la ermita.
La ruta desemboca en la pantaneta del río Marchán. Nosotros no llegamos allí porque se nos hacía tarde para visitar el balneario así que fuimos de vuelta tranquilamente y nos dirigimos a la otra punta de la ciudad.
El actual balneario de Alhama se sitúa sobre lo que fueron los restos de las termas romanas, siendo reconstruidas por los árabes más tarde. Se presume que ya Plinio el Viejo se refería a Alhama en sus textos como Artigi, situándose en la zona del balnerio. De la época roma se conserva el puente cercano al balneario y un trozo de antigua calzada. Cierran durante el invierno pero esto no es problema para que la gente se pueda bañar en las pozas de agua caliente que hay en sus alrededores: en pleno febrero nos encontramos con que hay grupitos metidos en agua disfrutando de la buena temperatura que ofrecen dichas pozas.
Aunque el agua esté a 40º no nos aventuramos a zambullirnos en las pozas, nos daba frío de verlos, aunque ellos parecían tan a gusto...
Volvimos sobre nuestros pasos y buscamos los restos del puente romano que, según algunos historiadores, podría ser de época árabe. En principio nos cuesta un poco encontrarlo porque no está indicado pero finalmente lo encontramos gracias a Google Maps. Se encuentra en la entrada del camino que da acceso al balneario, a un kilómetro aproximadamente. Tiene un solo ojo en forma de arco de medio punto. Aunque hace un par de años se mejoró el entorno, nos parece que no está demasiado cuidado y mal indicado, esperemos que lo anoten y lo tengan en cuenta.
Como ya era prácticamente de noche cogimos el coche y nos fuimos a Cacín, un pueblo que queda a unos 20 minutos en el que teníamos reservada una casita por 35€ más 5€ de una carga de leña.
Nos recibió Enrique, el dueño, que nos explicó amablemente como funcionaba todo e incluso nos había encendido la chimenea. Da gusto encontrarse gente así. La casa cuenta con garaje y piscina propia. Dentro no nos faltó de nada y se estaba muy calentito. Un 10 para el alojamiento.
A la mañana siguiente salimos hacia Loja con mucha morriña, puesto que aún quedaban brasitas en la chimenea y fuera hacía un frío de muerte. Mereció la pena coger el camino más largo hasta la A-92 para poder disfrutar de los paisajes. Eso sí, cuidado con las carreteras.
Cuando llegamos a Loja era casi la hora del almuerzo, por lo que intentamos darnos prisa para que no nos cerrasenlos monumentos principales. Además estaba empezando a llover, por lo que el tiempo tampoco acompañaba demasiado.
Nos fuimos directos a la Oficina de Turismo y, después de las indicaciones, salimos pitando hacia la parte alta de la ciudad. Callejeando nos fuimos encontrando referencias a su pasado árabe en forma de pequeños murales pintados.
Subimos hasta el Museo Histórico de la Alzacaba, emplazado en la Casa de los Alcaides Cristianos, la Torre del Homenaje y el Aljibe. En este espacio conservan lo mejor de la colección arqueológica de la ciudad: restos paleolíticos, maquetas de la ciudad, material escultórico y pictórico, ajuares ibéricos y visigodos, y enseres relacionados con la Semana Santa lojeña.
El museo muestra en su planta baja una maqueta reconstructiva de la ciudad andalusí y una serie de ilustraciones: grabados (siglos XVI al XIX) y fotografías (siglos XIX-XX).
También en la planta baja, muestra material escultórico, pictórico, honorífico, heráldico y protocolario de la Casa Consistorial de Loja, así como de distintos personajes ilustres relacionados con su historia y su gobierno.
En la planta alta, se pueden ver documentos paleográficos y algunos elementos tecnológicos relacionados con la radio, el cine, la telemática, etc. También enseres relacionados con la Semana Santa Lojeña como máscaras de los apóstoles, morrión de incensario, tazas de pedio, etc.) y un retablo del siglo XIX.
Desde el exterior del recinto sorprenden las espectaculares vistas que se tienen de Loja hacia cualquier punto, destacando las torres de sus iglesias sobre las casas que completan la pendiente hacia abajo del terreno.
Como se ve en las fotos, el recinto exterior del edificio está en fase de preparación y sin habilitar para el paseo, pero los puntos que se han preparado para poder verlo hacen que al menos el repaso visual pueda completarse.
Como llegamos al museo con la hora justa, al salir nos paramos un poco a ver los edificios por fuera, que están perfectamente restaurados. El museo está en el interior del Caserón de los Alcaides Cristianos, edificio construido en el siglo XVII sobre los cimientos de la antigua residencia Árabe (del siglo XII) por los alcaides cristianos Don Pedro de Tapia y Doña Clara del Rosal.
Tras dar un paseo por el museo y los alrededores, desde los que tenemos unas vistas magníficas, vamos bajando desde la parte más alta y nos encontramos con una estatua de Alí-Atar, alcaide de la ciudad de Loja que luchó defendiendo el reino nazarí en la Guerra de Granada.
La estatua está situada en una pequeña plaza que da acceso a un mirador integrado entre varias casas. El tiempo empeoraba y estuvimos el tiempo justo para tomar unas fotos, ya que aún nos quedaba un poco más para volver al punto de inicio.
Seguimos nuestro camino hasta la iglesia de San Gabriel. De estilo renacencista, la cual cuenta con una nave y capillas laterales, siendo construida por Diego de Siloé en el siglo XVI.
El Pósito, construido a finales del siglo XVI, alberga el Centro de Iniciativas Culturales. Es de planta rectangular y se usaron materiales de acarreo procedentes de la muralla para su construcción. La fachada presenta los escudos de armas de Felipe II y de la ciudad de Loja.
Pasamos a ver la Puerta del Jaufín, que en los siglos XII y XIII comunicó el barrio del Arrabal con el del Jaufín. Más tarde en su planta principal albergó el camarín de la Ermita de la Caridad aunque hoy es el patio de acceso a una vivienda particular (bastante descuidado por cierto).
Para finalizar nuestro paseo por Loja nos acercamos a la iglesia Mayor de la Encarnación. Levantada sobre la antigua mezquita, comenzó a construirse en 1491 y se terminó en el siglo XVIII. La parte más antigua es gótico-mudéjar y la parte más moderna es renacentista. Dentro destaca la cruz de plata que fue cedida por Isabel La Católica.
Tras este paseo por Loja y en vista de que todo estaba cerrado en el casco antiguo, decidimos llevar a cabo la vuelta haciendo escala en Estepa, lugar donde paramos a comer.
Sin duda un fin de semana de tranquilidad, chimenea y desconexión viene bien de vez en cuando. El cuerpo lo pide y si no es así, no hay que esperar a que lo haga. Es bueno darle este tipo de descanso.
¡Hasta el próximo viaje!
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